EL AGUA EN EL
PARQUE NACIONAL DE DOÑANA Y SU ENTORNO |
La supervivencia del Parque Nacional de
Doñana depende, entre otros factores, del
agua superficial y subterránea. La primera
aporta caudales que inundan la marisma
durante parte del año, y a la segunda se
debe la existencia ininterrumpida de zonas
húmedas, charcas, etc.
Los orígenes de las aguas que provocan la
inundación de las marismas son,
fundamentalmente, la lluvia caída
directamente sobre su superficie, y el
desbordamiento de los ríos que confluyen a
esa área, es decir, lo que clásicamente se
denomina aguas superficiales.
Ahora bien, en el sector de la unidad
hidrogeológica que funciona como acuífero
libre, estas aguas y las subterráneas están
íntimamente conexionadas en los ríos y
arroyos, y por tanto, una parte del agua que
alcanza las marismas tiene un origen
subterráneo, al proceder de la descarga del
acuífero.
El papel del agua subterránea en el Parque
Nacional es, no por menos llamativo, menos
importante, ya que no queda limitado a esta
aportaciones que incrementan las
inundaciones de las marismas. En estiaje, la
vida animal y vegetal puede continuar
gracias a las aguas subterráneas. Si éstas
no existiesen, no se hubiera podido
desarrollar la importante reserva ecológica
que representa Doñana. Así, en el ecosistema
de las dunas, en donde el nivel piezométrico
del acuífero está próximo a la superficie,
es posible mantener en los "corrales" una
humedad en el suelo que se conserva durante
todo el año. En el ecotono de La Vera La
Retuerta, la superficie piezométrica se
sitúa también muy alta, ligeramente por
encima del nivel de marismas. Como
consecuencia, en toda esta franja límite,
son normales las zonas húmedas y las
lagunas.
Las aguas subterráneas que circulan por el
acuífero profundo influyen igualmente en la
ecología del Parque. Una parte de las mismas
pueden ascender, muy lentamente, a través de
las arcillas semipermeables, cargándose en
sales. Al llegar a la superficie se
evaporan, salinizando los metros más
superficiales, fundamentalmente con
cloruros.
En las marismas existen pequeñas depresiones
circulares, de algunos metros de diámetro,
llamadas "ojos" que suelen mantener una
lámina de agua durante todo el año. Aunque
la procedencia de esta agua no está
suficientemente estudiada, parece evidente
que se corresponde con el drenaje de
paleocauces localizados en la zona más
superficial de las marismas y, que conectan
los mencionados ojos con el sector del
acuífero que funciona como libre.
Las aguas subterráneas pueden contemplarse
en otra vertiente distinta. Los
conocimientos adquiridos pueden aplicarse
para potenciar la vida en el ecosistema.
Así, mediante la explotación racional de los
recursos subterráneos pueden crearse nuevas
zonas húmedas, como la laguna artificial del
Acebuche. En épocas particularmente secas,
es posible llenar lucios y lagunas naturales
mediante la construcción de sondeos y
extracción de agua subterránea, tal como se
hizo en el Palacio de Doñana, Lucio de
Mari-López, etc. |
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LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS |
El Parque Nacional de Doñana se localiza en
el extremo meridional del sistema acuífero
número 27, y dentro de éste en la subunidad
Almonte-Marismas, que abarca una superficie
del orden de 2.300 km2, limitada, al norte
por el Tinto y los afloramientos de las
margas azules del Mioceno superior-Plioceno,
al este y suroeste, los ríos Guadiamar y
Guadalquivir, y de noroeste a sureste, el
océano Altántico (Plano general).
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PLANO GENERAL
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El comportamiento hidrogeológico
de estos límites es distinto.
Las margas azules se presentan
como afloramientos de la base
impermeable, el Guadiamar como
divisoria de aguas subterráneas
con la subunidad de Espartinas,
el océano como límite a nivel
constante, el Tinto como eje de
drenaje, y el Guadalquivir,
prácticamente, es independiente
del acuífero, ya que está
separado de las formaciones
permeables por el nivel
semipermeable de las marismas.
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La topografía de toda la región es bastante
suave, sobre todo en la zona de marismas
donde es prácticamente llana. |
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Las formaciones acuíferas |
Las formaciones geológicas que constituyen
el acuífero del subsistema de Almonte-Marismas
se pueden agrupar, de forma sintética, en:
(Plano general y cortes localizados en los
planos 5 y 6) en:
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PLANO 5
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-
Arenas basales del
Pliocuaternario. Su
espesor varía entre
algunos metros a la
altura de Almonte, 80 a
100 m en el borde de las
marismas, y un orden de
200 m en el extremo más
meridional bajo las
marismas.
-
Barra costera y dunas
actuales, formadas por
arenas de origen eólico
y dunas antiguas. Los
espesores máximos son
superiores a 60 m.
-
Materiales cuaternarios
de las marismas,
constituidos por nivel
de grava y cantos
rodados bastante
continuo cuyo espesor
varía entre 10 y 30 m.
Además de este nivel
inferior existe,
generalmente, otro más
superficial y de menor
continuidad lateral
formado por lentejones
de 5 a 30 m de espesor y
formados, igualmente,
por gravas y cantos
rodado
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PLANO 6
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Estos tres términos son los principales
componentes del acuífero. Asociados a los
dos primeros se encuentran las tres
siguientes formaciones permeables:
-
Manto eólico y dunas antiguas:
constituidas por arenas finas y
algunas intercalaciones de
arcillas menos importantes;
afloran en la parte más
occidental del Parque. Su
potencia es variable alcanzando
valores máximos de 7 a 8 m.
-
Formación roja del Cuaternario
antiguo y Plioceno superior:
está constituida por gravas,
arenas y conglomerados rojizos
con matriz arcillosa. En esta
formación son muy frecuentes los
cambios laterales de facies. Su
potencia es muy variable,
llegando a alcanzar como máximo
los 15 a 20 m.
-
Terrazas fluviales: Formadas,
principalmente, por niveles de
gravas y cantos rodados
englobados en una matriz
areno-arcillosa, que pueden
llegar a tener hasta 30 m de
espesor, en el tramo inferior
del río Guadiamar.
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PLANO7 |
A partir de los datos de
sondeos y de las
prospecciones geofísicas
realizadas, se conoce que la
potencia global de las
formaciones permeables
varía, en la zona libre, de
15 a 20 m al norte y de 80 a
100 m al sur. Por debajo de
las marismas incrementa aún
más su potencia llegando a
alcanzar valores del orden
de 200 m en una gran
extensión (plano 7). |
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El muro del
acuífero |
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PLANO 8
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Todo el conjunto permeable descansa en las
margas azules del Mioceno superior-Plioceno
inferior, que constituyen, por tanto, la base
del al acuífero. Ya se ha indicado que
presentan una morfología suave, con una
disminución progresiva de cotas de norte a
sur, de modo que en el límite septentrional se
encuentran a unos 100 m.s.n.m., mientras que
en el meridional están por debajo de las
marismas, a una cota de unos 200 a 250 m bajo
el nivel del mar. Se ha constado la existencia
de dos vaguadas en el fondo impermeable, que
se sitúan, aproximadamente, por debajo del
arroyo de La Rocina y del río Guadiamar (plano
8). |
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Inventario de
puntos de agua |
En la subunidad Almonte-Marismas se han
inventariado más de mil puntos de agua.
Aproximadamente la mitad corresponden a
sondeos y el resto a pozos y pequeños
manantiales. Los datos hidrogeológicos
correspondientes se encuentran en el Archivo
Nacional de Puntos de Agua del IGME.
Los pozos tienen profundidades, casi
siempre, inferior a 10 m. La mayoría se sitúa
en la zona norte del acuífero y presentan unos
caudales que, en general, son inferiores a los
2 l/s. En las zonas costeras existen algunas
captaciones a base de grandes zanjas de
drenaje, que tienen una profundidad,
generalmente, inferior a 6 m.
En el área estudiada no hay manantiales
significativos. Existen surgencias temporales,
pero están poco localizadas. Generalmente, las
aguas drenadas pasan directamente a la
escorrentía superficial, o se evaporan, o
bien, rellenan zonas relativamente deprimidas
sin dar lugar a escorrentías superficiales
fácilmente cuantificables.
Los sondeos se localizan,
principalmente, en una franja situada al norte
del Parque Nacional. Las profundidades son
variables en función de su localización. En
las zonas de acuífero libre raramente
sobrepasan los 70 m y en las del acuífero en
carga, alcanzan hasta los 150 o más metros.
Los caudales medios son del orden de 70 a 80
l/s, con mínimos de 20 a 30 y máximos de hasta
120 l/s. Se han realizado, además, otros
sondeos en las proximidades de la cota
(Matalascañas y Mazagón) destinados al
abastecimiento de los importantes enclaves
turísticos existentes en la zona.
En muchos de ellos se han realizado
ensayos de bombeo, lo que permite disponer de
un número considerable de datos de
transmisividad del acuífero y algunos valores
de porosidad y de coeficiente de
almacenamiento.
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TABLA 2
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En la tabla nº 2 se indican
algunas características de los
sondeos perforados dentro del
recinto del parque Nacional. El
objetivo de los mismos es
explotar aguas subterráneas que
se utilizan para el llenado de
lucios, como el del Lobo, Mari
López y Caño Travieso, que en el
estiaje pueden quedar
prácticamente secos. |
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Funcionamiento hidraúlico del acuífero |
El sistema hidrogeológico Almonte-Marismas
está formado por un conjunto de niveles
detríticos permeables, en contacto entre sí,
que se comportan como un acuífero libre a
excepción del sector localizado bajo las
marismas en donde funciona como
semiconfinado. (cortes hidrogeológicos en
los planos 5 y 6).
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PLANO 5
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PLANO 6
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Recarga natural del acuífero se ha estimado
en 200 hm3 de media al año. Procede de la
infiltración de parte de la lluvia que cae
sobre el acuífero libre. En función de la
capacidad de infiltración del terreno se
pueden distinguir las tres zonas siguientes:
- Extremo occidental y cordón litoral, en
donde afloran arenas muy permeables, donde
la infiltración es máxima.
- Area que bordea las marismas, constituida
por arenas permeables con una topografía
suave, y presentan tasas medias de
infiltración.
- Area norte en la que se encuentran arenas
y limos poco permeables con una topografía
más acentuada, y en donde la recarga es
menor.
Si bien la recarga natural del acuífero es
un fenómeno esencialmente discontinuo en el
tiempo, la descarga se presenta de una forma
prácticamente ininterrumpida, salvo la
ocasionada por los bombeos. En la situación
actual, el drenaje se produce por las
siguientes zonas:
a) por los ríos y arroyos
b) por la costa, directamente al mar
c) por el borde norte, en el contacto con
las margas azules
d) por evapotranspiración en las zonas con
nivel piezométrico muy superficial o con
eucaliptus
e) por un drenaje ascendente a través del
semipermeable, en las marismas
f) en los campos de bombeo
El drenaje natural del acuífero, es decir el
que se produce en el conjunto de las zonas
mencionadas a excepción del originado en los
campos de bombeo, se estima actualmente en
unos 135 hm3/a de media, de los que casi la
mitad se deben a pérdidas por
evapotranspiración.
En relación con el movimiento del agua
subterránea en el acuífero, hay que reseñar
los siguientes (ver plano general
piezométrico al final del informe):
En el acuífero libre se presenta una
dirección preferencial del flujo hacia las
marismas, salvo en la franja costera en la
que parte de esta circulación presenta una
dirección hacia el océano, y en el extremo
septentrional que es hacia el Tinto.
Al alcanzar el agua subterránea a la zona de
las marismas, el funcionamiento
hidrogeológico se hace muy complejo debido a
varias razones, entre las que se señalan las
siguientes:
- El acuífero para de libre a semiconfinado
- La formación permeable infrayacente a las
marismas no presenta ninguna zona de drenaje
directo, salvo (quizás) al océano a través
de una estrecha franja situada bajo la
desembocadura del Guadalquivir.
- La formación semipermeable de las
marismas, contiene agua con alta
concentración salina y por tanto más densa
que el agua dulce infrayacente, lo que puede
imposibilitar, en gran parte, el flujo
ascendente a través del semipermeable.
Los dos últimos factores condicionan y
acotan el volumen de agua subterránea que
puede pasar del acuífero libre al confinado,
de modo que si el caudal subterráneo que
procede del acuífero libre es mayor que un
umbral determinado, el caudal en exceso
tiene que resurgir, formando manantiales,
humedales, etc. Este comportamiento se
produce en una estrecha franja que incluye el
contacto de ambos tipos de acuíferos, y que
coincide con el ecotono de La Vera. La
Retuerta.
Se tiene, en resumen, que una parte del agua
subterránea que alcanza a la zona de
marismas, debe emerger en una banda
subparalela al contacto acuífero libre/semiconfinado,
y el resto circulará por el acuífero
profundo, del que emergerá bien a través del
semipermeable, bien al océano por una zona
bajo el Guadalquivir, bien por una
conjunción de ambos procesos. |
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