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PARQUE NACIONAL DE DOÑANA
Hidrogeología
Flecha Resumen
Flecha Límite del parque natural y nacional [Pdf]
Flecha Plano general de situación [Pdf]
Flecha Subsecuencias hidrográficas [Pdf]
Flecha Mapa geológico del parque [Pdf]
Flecha Mapa hidrogeológico Almonte-Marismas  [Pdf]
Flecha Potencia de los niveles  [Pdf]
Flecha Cota de las margas azules [Pdf]
Parque de Doñana
EL AGUA EN EL PARQUE NACIONAL DE DOÑANA Y SU ENTORNO

La supervivencia del Parque Nacional de Doñana depende, entre otros factores, del agua superficial y subterránea. La primera aporta caudales que inundan la marisma durante parte del año, y a la segunda se debe la existencia ininterrumpida de zonas húmedas, charcas, etc.

Los orígenes de las aguas que provocan la inundación de las marismas son, fundamentalmente, la lluvia caída directamente sobre su superficie, y el desbordamiento de los ríos que confluyen a esa área, es decir, lo que clásicamente se denomina aguas superficiales.

Ahora bien, en el sector de la unidad hidrogeológica que funciona como acuífero libre, estas aguas y las subterráneas están íntimamente conexionadas en los ríos y arroyos, y por tanto, una parte del agua que alcanza las marismas tiene un origen subterráneo, al proceder de la descarga del acuífero.

El papel del agua subterránea en el Parque Nacional es, no por menos llamativo, menos importante, ya que no queda limitado a esta aportaciones que incrementan las inundaciones de las marismas. En estiaje, la vida animal y vegetal puede continuar gracias a las aguas subterráneas. Si éstas no existiesen, no se hubiera podido desarrollar la importante reserva ecológica que representa Doñana. Así, en el ecosistema de las dunas, en donde el nivel piezométrico del acuífero está próximo a la superficie, es posible mantener en los "corrales" una humedad en el suelo que se conserva durante todo el año. En el ecotono de La Vera La Retuerta, la superficie piezométrica se sitúa también muy alta, ligeramente por encima del nivel de marismas. Como consecuencia, en toda esta franja límite, son normales las zonas húmedas y las lagunas.

Las aguas subterráneas que circulan por el acuífero profundo influyen igualmente en la ecología del Parque. Una parte de las mismas pueden ascender, muy lentamente, a través de las arcillas semipermeables, cargándose en sales. Al llegar a la superficie se evaporan, salinizando los metros más superficiales, fundamentalmente con cloruros.

En las marismas existen pequeñas depresiones circulares, de algunos metros de diámetro, llamadas "ojos" que suelen mantener una lámina de agua durante todo el año. Aunque la procedencia de esta agua no está suficientemente estudiada, parece evidente que se corresponde con el drenaje de paleocauces localizados en la zona más superficial de las marismas y, que conectan los mencionados ojos con el sector del acuífero que funciona como libre.

Las aguas subterráneas pueden contemplarse en otra vertiente distinta. Los conocimientos adquiridos pueden aplicarse para potenciar la vida en el ecosistema. Así, mediante la explotación racional de los recursos subterráneos pueden crearse nuevas zonas húmedas, como la laguna artificial del Acebuche. En épocas particularmente secas, es posible llenar lucios y lagunas naturales mediante la construcción de sondeos y extracción de agua subterránea, tal como se hizo en el Palacio de Doñana, Lucio de Mari-López, etc.

 

 

LAS AGUAS SUBTERRÁNEAS

El Parque Nacional de Doñana se localiza en el extremo meridional del sistema acuífero número 27, y dentro de éste en la subunidad Almonte-Marismas, que abarca una superficie del orden de 2.300 km2, limitada, al norte por el Tinto y los afloramientos de las margas azules del Mioceno superior-Plioceno, al este y suroeste, los ríos Guadiamar y Guadalquivir, y de noroeste a sureste, el océano Altántico (Plano general).

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PLANO GENERAL

El comportamiento hidrogeológico de estos límites es distinto. Las margas azules se presentan como afloramientos de la base impermeable, el Guadiamar como divisoria de aguas subterráneas con la subunidad de Espartinas, el océano como límite a nivel constante, el Tinto como eje de drenaje, y el Guadalquivir, prácticamente, es independiente del acuífero, ya que está separado de las formaciones permeables por el nivel semipermeable de las marismas.

La topografía de toda la región es bastante suave, sobre todo en la zona de marismas donde es prácticamente llana.

 

Las formaciones acuíferas

Las formaciones geológicas que constituyen el acuífero del subsistema de Almonte-Marismas se pueden agrupar, de forma sintética, en: (Plano general y cortes localizados en los planos 5 y 6) en:

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PLANO 5

  • Arenas basales del Pliocuaternario. Su espesor varía entre algunos metros a la altura de Almonte, 80 a 100 m en el borde de las marismas, y un orden de 200 m en el extremo más meridional bajo las marismas.

  • Barra costera y dunas actuales, formadas por arenas de origen eólico y dunas antiguas. Los espesores máximos son superiores a 60 m.

  • Materiales cuaternarios de las marismas, constituidos por nivel de grava y cantos rodados bastante continuo cuyo espesor varía entre 10 y 30 m. Además de este nivel inferior existe, generalmente, otro más superficial y de menor continuidad lateral formado por lentejones de 5 a 30 m de espesor y formados, igualmente, por gravas y cantos rodado

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PLANO 6

Estos tres términos son los principales componentes del acuífero. Asociados a los dos primeros se encuentran las tres siguientes formaciones permeables:

  • Manto eólico y dunas antiguas: constituidas por arenas finas y algunas intercalaciones de arcillas menos importantes; afloran en la parte más occidental del Parque. Su potencia es variable alcanzando valores máximos de 7 a 8 m.

  • Formación roja del Cuaternario antiguo y Plioceno superior: está constituida por gravas, arenas y conglomerados rojizos con matriz arcillosa. En esta formación son muy frecuentes los cambios laterales de facies. Su potencia es muy variable, llegando a alcanzar como máximo los 15 a 20 m.

  • Terrazas fluviales: Formadas, principalmente, por niveles de gravas y cantos rodados englobados en una matriz areno-arcillosa, que pueden llegar a tener hasta 30 m de espesor, en el tramo inferior del río Guadiamar.

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PLANO7

A partir de los datos de sondeos y de las prospecciones geofísicas realizadas, se conoce que la potencia global de las formaciones permeables varía, en la zona libre, de 15 a 20 m al norte y de 80 a 100 m al sur. Por debajo de las marismas incrementa aún más su potencia llegando a alcanzar valores del orden de 200 m en una gran extensión (plano 7).

 

El muro del acuífero

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PLANO 8

 

Todo el conjunto permeable descansa en las margas azules del Mioceno superior-Plioceno inferior, que constituyen, por tanto, la base del al acuífero. Ya se ha indicado que presentan una morfología suave, con una disminución progresiva de cotas de norte a sur, de modo que en el límite septentrional se encuentran a unos 100 m.s.n.m., mientras que en el meridional están por debajo de las marismas, a una cota de unos 200 a 250 m bajo el nivel del mar. Se ha constado la existencia de dos vaguadas en el fondo impermeable, que se sitúan, aproximadamente, por debajo del arroyo de La Rocina y del río Guadiamar (plano 8).

 

Inventario de puntos de agua

En la subunidad Almonte-Marismas se han inventariado más de mil puntos de agua. Aproximadamente la mitad corresponden a sondeos y el resto a pozos y pequeños manantiales. Los datos hidrogeológicos correspondientes se encuentran en el Archivo Nacional de Puntos de Agua del IGME.

Los pozos tienen profundidades, casi siempre, inferior a 10 m. La mayoría se sitúa en la zona norte del acuífero y presentan unos caudales que, en general, son inferiores a los 2 l/s. En las zonas costeras existen algunas captaciones a base de grandes zanjas de drenaje, que tienen una profundidad, generalmente, inferior a 6 m.

En el área estudiada no hay manantiales significativos. Existen surgencias temporales, pero están poco localizadas. Generalmente, las aguas drenadas pasan directamente a la escorrentía superficial, o se evaporan, o bien, rellenan zonas relativamente deprimidas sin dar lugar a escorrentías superficiales fácilmente cuantificables.

Los sondeos se localizan, principalmente, en una franja situada al norte del Parque Nacional. Las profundidades son variables en función de su localización. En las zonas de acuífero libre raramente sobrepasan los 70 m y en las del acuífero en carga, alcanzan hasta los 150 o más metros. Los caudales medios son del orden de 70 a 80 l/s, con mínimos de 20 a 30 y máximos de hasta 120 l/s. Se han realizado, además, otros sondeos en las proximidades de la cota (Matalascañas y Mazagón) destinados al abastecimiento de los importantes enclaves turísticos existentes en la zona.

En muchos de ellos se han realizado ensayos de bombeo, lo que permite disponer de un número considerable de datos de transmisividad del acuífero y algunos valores de porosidad y de coeficiente de almacenamiento.

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TABLA 2

 

En la tabla nº 2 se indican algunas características de los sondeos perforados dentro del recinto del parque Nacional. El objetivo de los mismos es explotar aguas subterráneas que se utilizan para el llenado de lucios, como el del Lobo, Mari López y Caño Travieso, que en el estiaje pueden quedar prácticamente secos.

 

Funcionamiento hidraúlico del acuífero

El sistema hidrogeológico Almonte-Marismas está formado por un conjunto de niveles detríticos permeables, en contacto entre sí, que se comportan como un acuífero libre a excepción del sector localizado bajo las marismas en donde funciona como semiconfinado. (cortes hidrogeológicos en los planos 5 y 6).

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PLANO 5

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PLANO 6

Recarga natural del acuífero se ha estimado en 200 hm3 de media al año. Procede de la infiltración de parte de la lluvia que cae sobre el acuífero libre. En función de la capacidad de infiltración del terreno se pueden distinguir las tres zonas siguientes:

- Extremo occidental y cordón litoral, en donde afloran arenas muy permeables, donde la infiltración es máxima.
- Area que bordea las marismas, constituida por arenas permeables con una topografía suave, y presentan tasas medias de infiltración.
- Area norte en la que se encuentran arenas y limos poco permeables con una topografía más acentuada, y en donde la recarga es menor.

Si bien la recarga natural del acuífero es un fenómeno esencialmente discontinuo en el tiempo, la descarga se presenta de una forma prácticamente ininterrumpida, salvo la ocasionada por los bombeos. En la situación actual, el drenaje se produce por las siguientes zonas:

a) por los ríos y arroyos
b) por la costa, directamente al mar
c) por el borde norte, en el contacto con las margas azules
d) por evapotranspiración en las zonas con nivel piezométrico muy superficial o con eucaliptus
e) por un drenaje ascendente a través del semipermeable, en las marismas
f) en los campos de bombeo

El drenaje natural del acuífero, es decir el que se produce en el conjunto de las zonas mencionadas a excepción del originado en los campos de bombeo, se estima actualmente en unos 135 hm3/a de media, de los que casi la mitad se deben a pérdidas por evapotranspiración.

En relación con el movimiento del agua subterránea en el acuífero, hay que reseñar los siguientes (ver plano general piezométrico al final del informe):

En el acuífero libre se presenta una dirección preferencial del flujo hacia las marismas, salvo en la franja costera en la que parte de esta circulación presenta una dirección hacia el océano, y en el extremo septentrional que es hacia el Tinto.

Al alcanzar el agua subterránea a la zona de las marismas, el funcionamiento hidrogeológico se hace muy complejo debido a varias razones, entre las que se señalan las siguientes:

- El acuífero para de libre a semiconfinado
- La formación permeable infrayacente a las marismas no presenta ninguna zona de drenaje directo, salvo (quizás) al océano a través de una estrecha franja situada bajo la desembocadura del Guadalquivir.
- La formación semipermeable de las marismas, contiene agua con alta concentración salina y por tanto más densa que el agua dulce infrayacente, lo que puede imposibilitar, en gran parte, el flujo ascendente a través del semipermeable.

Los dos últimos factores condicionan y acotan el volumen de agua subterránea que puede pasar del acuífero libre al confinado, de modo que si el caudal subterráneo que procede del acuífero libre es mayor que un umbral determinado, el caudal en exceso tiene que resurgir, formando manantiales, humedales, etc. Este comportamiento se produce en una estrecha franja que incluye el contacto de ambos tipos de acuíferos, y que coincide con el ecotono de La Vera. La Retuerta.

Se tiene, en resumen, que una parte del agua subterránea que alcanza a la zona de marismas, debe emerger en una banda subparalela al contacto acuífero libre/semiconfinado, y el resto circulará por el acuífero profundo, del que emergerá bien a través del semipermeable, bien al océano por una zona bajo el Guadalquivir, bien por una conjunción de ambos procesos.

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