El Museo Geominero cuenta con un laboratorio dedicado a múltiples funciones. La más importante es la conservación de las diferentes colecciones de material geológico (fósiles, minerales, rocas, así como otros materiales como instrumentos científicos) ya sea conservación preventiva, interventiva o restauración. En todos los casos se trata de alargar la vida de los objetos, parar su deterioro y que sean comprensibles para los visitantes del Museo.
Mediante la conservación preventiva proporcionamos a las piezas el ambiente más adecuado posible, controlando factores como la temperatura, la humedad relativa ambiental, la luz (calidad e intensidad) u otros factores como los contaminantes ambientales, tanto externos (contaminantes atmosféricos por quema de combustibles fósiles) como internos del propio museo (ácidos y vapores orgánicos volátiles procedente de soportes o materiales de exposición, el polvo o elementos geológicos inestables), sin llegar a intervenir directamente sobre los ejemplares expuestos o almacenados en sus fondos.
Para ello contamos con termohigrómetros o luxómetros que nos indican de forma permanente, los principales parámetros ambientales, tanto dentro de las salas de exposición, como en el exterior del museo. Cuando las piezas son muy delicadas o no les podemos proporcionar las condiciones mínimas de estabilidad, se guardan en armarios ignífugos, fuera de la luz y con las mínimas oscilaciones ambientales. Si merece la pena se exhibe en su lugar una réplica de alta calidad.
En cuanto a la conservación interventiva, hay ocasiones en las que es necesario crear una barrera física directamente entre la pieza y el exterior, mediante la aplicación de un consolidante o productos inhibidores de la corrosión. En este caso sí se interviene directamente sobre la pieza, pero dicha intervención va encaminada a evitar posibles alteraciones sin modificar su aspecto.
Cuando todas las actuaciones anteriores no son suficientes, hay que proceder con la restauración propiamente dicha. Las causas son muy numerosas: roturas, pulverulencias, riesgo de pérdida de material o inestabilidad manifiesta de la pieza, perdida de parte del volumen o elementos extraños que hay que eliminar porque hacen difícil entender la pieza en su conjunto. Estos factores obligan a intervenir directamente sobre la pieza, llevando a cabo limpiezas, consolidaciones, reintegraciones estructurales o pictóricas, etc., que en definitiva permitan conservar estos ejemplares para ser mostrados al público o ser manipulados y estudiados por parte de los investigadores.
Además de la dedicación a los materiales del museo, periódicamente se trabaja en diversos yacimientos donde son extraídas las muestras y allí mismo se comienzan a aplicar diversos tratamientos, generalmente de limpieza y consolidación, además de un embalaje adecuado hasta llegar al museo y terminar los tratamientos en el laboratorio, que exigen más meticulosidad, y que terminan con el fotografiado, siglado e inventariado.
Todos estos procesos, tanto en campo como en laboratorio, exigen amplios conocimientos que se adquieren con la experiencia y que exigen una formación previa, como es el Grado en Conservación y Restauración de Bienes Culturales. Estos trabajos en unas décadas han paso de ser puramente artesanales a necesitar una base científica y un perfecto conocimiento de los materiales y técnicas utilizados.
En el caso de los fósiles, las intervenciones de restauración pueden ser simples o muy complejas, dependiendo de la matriz en la que se encuentren. Hasta hace no mucho tiempo eran los propios investigadores los que intervenían sus piezas. Como es lógico, los profesionales de la conservación y la restauración siempre contarán con los medios, las técnicas y criterios más adecuados.
En conservación-restauración hay tres premisas, que constituyen nuestro código deontológico a la hora de intervenir sobre las piezas:
- Máxima reversibilidad de las intervenciones, utilizando materiales y tratamientos altamente probados, compatibles e inertes con los originales, químicamente neutros y de larga duración.
- Que las intervenciones sean las mínimas e imprescindibles, asegurando además que sean reconocibles incluso para los no expertos.
- Exhaustiva documentación de todos los tratamientos y actuaciones realizados.
Moldes y réplicas
Una herramienta muy útil es la realización de moldes y réplicas, siempre asegurando que la pieza original no se verá en modo alguno afectada por el proceso de moldeo.
Una vez garantizada la protección del original, se realiza un molde flexible mediante la utilización del elastómero que sea más adecuado y seguro en cada caso, con el objetivo de obtener una réplica máster de gran calidad. Posteriormente sobre esta primera réplica podrán realizarse nuevos moldes más convencionales, donde la prioridad es la obtener nuevas réplicas.
La utilidad de las réplicas es múltiple:- Replicas realizadas con una finalidad científica, que permiten el estudio de un mismo ejemplar por parte de investigadores que trabajen en diferentes ubicaciones geográficas.
- Réplicas realizadas por motivos de conservación. Suele efectuarse en ejemplares que, debido a su fragilidad o elevada importancia, deben almacenarse protegidos en armarios de seguridad (tipoteca), exponiendo y manipulando las réplicas en su lugar.
- Réplicas realizadas por motivos expositivos, destinadas a sustituir a un original en una vitrina, en el caso de no poder exponer el original debido a motivos de conservación, o en exposiciones temporales o centros de interpretación, cuando las piezas no puedan salir del museo o centro de referencia en el que se encuentren depositados.
- Réplicas realizadas por motivos didácticos, para que sean utilizadas en talleres didácticos o labores de divulgación, sin poner en peligro las piezas originales.
Patente
El Museo Geominero posee una patente sobre el procedimiento metodológico para replicar con alta calidad rocas, fósiles y minerales: Patente de invención nº ES 227 3577 “PROCESO DE REPRODUCCION DE FOSILES, ROCAS Y MINERALES, Y PRODUCTO OBTENIDO”.
Las copias o réplicas, basadas en este método, al contrario que las copias habituales, están fundamentadas en la coexistencia de 2 o más sustancias en una misma pieza replicada. Posteriormente se policroma hasta alcanzar un aspecto igual al original.
Las sustancias utilizadas en la actualidad son escayolas dentales de alta resolución y morteros de diverso tipo, así como resinas, básicamente epoxy y poliuretano.
Los elastómeros para fabricar los moldes son de alta calidad, así como los materiales de la réplica. El acabado visual depende del fin al que vayan destinadas.
Para realizar una réplica donde intervengan los productos A y B se moldea el original y tras un vaciado de precisión, se tallan las piezas que serán realizadas con la sustancia B. Se moldea y obtenemos un submolde. La pieza de la sustancia B se introduce en el molde inicial y se termina de rellenar con la sustancia A. Al extraer la réplica veremos que está formada por dos sustancias muy diferentes.