La investigación paleontológica nos permite viajar en el tiempo y comprender los intricados vínculos entre los seres vivos y su entorno a lo largo de la historia de la Tierra. A medida que desenterramos y analizamos estos tesoros del pasado, construimos un rompecabezas completo que revela no solo cómo eran los mundos antiguos, sino también cómo influyeron en la evolución de la vida y en la configuración de nuestro planeta tal como lo conocemos hoy.
Paleoambientes sedimentarios
Información básica sobre paleoambientes
Para entender los registros más recientes del Pleistoceno inferior del sureste de España es necesario conocer aquellos de Fonelas (el yacimiento de Fonelas P-1) pues los segundos son más antiguos que los primeros y representan la configuración paleobiológica del inicio del Cuaternario, configuración de la que son herederos los ecosistemas más modernos, como los de Orce, aunque con numerosas modificaciones.
Por otra parte, la distancia geográfica no es grande entre las distintas cuencas o subcuencas del norte de Granada pero la configuración geológico-paleopaisajística-paleofaunística-paleoambiental sí lo es, al igual que la distancia cronológica.
Configuración general de los antiguos paisajes
El yacimiento de Fonelas P-1, de dos millones de años de antigüedad, y los yacimientos más significativos del área de Orce (Venta Micena, Barranco León-5/Fuente Nueva-3), de cronologías situadas entre 1,3-1,1 millones de años de antigüedad, tienen una gran diversidad de grandes mamíferos (sobre todo Fonelas P-1 y Venta Micena). Pero la zona de las altiplanicies del norte de Granada, donde se encuentra este conjunto de yacimientos, en aquellos tiempos (y en estos) no es en ningún caso homogénea desde la perspectiva geológico-paisajística.
Existieron, y existen, dos grandes áreas en el territorio, rodeadas por cordilleras montañosas de rocas metamórficas o calcáreas, muy diferenciadas. Al suroeste se encuentra la Cuenca de Guadix, configurada al inicio del Cuaternario por un ancho río con múltiples canales (en la llanura próxima a unos de sus afluentes se formó el yacimiento de Fonelas P-1), que vertía aguas al nordeste, por extensas llanuras de inundación y ocasionalmente por pantanos y pequeños lagos. Esto es, paisajísticamente fue un “Serengeti” en Iberia. En el nordeste (la Cuenca de Baza) existió un extenso lago, poco profundo, en el que desembocaba el gran río de la zona de Guadix, lago que en su margen oriental (en la zona de Orce) tenía muy poca profundidad y en sus orillas se desarrollaron de forma ocasional pequeñas zonas palustres (en este ámbito se encuentran los yacimientos con presencia humana del área de Orce).
Conocemos la evolución del paisaje, de los ecosistemas, en ambos ámbitos geográficos. Hace dos millones de años, cuando en Fonelas P-1 existió esa diversa llanura fluvial plagada de grandes mamíferos, en la zona de Orce se desarrollaron sobre la superficie del territorio abanicos aluviales con suelos básicamente estériles en lo que a vegetación y fauna vertebrada se refiere. Por el contrario, en el intervalo de tiempo comprendido entre 1,3 y 1,1 millones de años atrás, en el área de Fonelas P-1 se desarrolló un pequeño lago de aguas permanentes sin vestigios faunísticos, mientras que en el área de Orce se desarrollaron amplias orillas o sistemas de pantanos en los márgenes del gran lago, que se desecaron de forma drástica en algunas ocasiones y fueron punto focal para la actividad biológica de numerosos organismos, incluidos los seres humanos.
Por otra parte, la distancia cronológica (con sus importantes diferencias faunísticas) es más que notable. Hace 2,5 millones de años da comienzo el Cuaternario y los ecosistemas terrestres europeos quedan configurados por lo que será la fauna autóctona del continente a partir de entonces y durante, al menos, el siguiente millón y medio de años. Distintas especies de herbívoros y de carnívoros serán comunes en los yacimientos paleontológicos, incluidos Fonelas P-1 y los de Orce, de ese amplio intervalo de tiempo (p.e. mamuts meridionales, félidos con dientes en forma de sable y distintos tipos de cérvidos). Pero se dan notables diferencias en los distintos ecosistemas en el tiempo: se han definido en Europa asociaciones de mamíferos que se suceden en el tiempo, cada una de ellas con algunas especies exclusivas o características de cada intervalo cronológico. Dichas asociaciones exclusivas, y no repetitivas, se llaman zonas de mamíferos (bajo el acrónimo MNQ: Mammal Neogene Quaternary zones) y son de gran importancia para interpretar cada yacimiento y su posible semejanza con otros del continente euroasiático.
De esta forma, Fonelas P-1 (por su composición taxonómica y cronología) pertenece a la zona MNQ18, zona de mamíferos en la que se integran otros dos yacimientos europeos muy singulares: Senèze en Francia y Dmanisi en Georgia (este yacimiento, datado en 1,9 millones de años de antigüedad, es la localidad con las evidencias más antiguas de presencia humana fuera de África). Por otra parte, los tres yacimientos de Orce mencionados con anterioridad, por su fauna, se integran sin duda alguna en la zona MNQ20, un periodo de tiempo aproximadamente 700.000 años más reciente que el registro de Fonelas P-1. En la zona MNQ20 numerosas especies características de la zona MNQ18 se han extinguido hace cientos de miles de años y, en definitiva, es reflejo de un mundo evolutivo y paleobiológico muy diferente del que representan Senèze, Fonelas P-1 y Dmanisi. Los yacimientos de Orce tienen análogos paleoecológicos en Europa, por ejemplo en Alemania (Untermassfeld) o en Italia (Pirro Nord).
Una enorme diversidad paleobiológica
Nos encontramos ante el registro geológico en las cuencas de Guadix y de Baza de dos puntos calientes (“hotspots”) de biodiversidad pasada en el ámbito de unas cuencas continentales endorreicas (toda gota de agua de lluvia quedó en el ámbito de los ríos, pantanos o lagos de las cuencas; no llegó al mar, quedó en el continente).
Uno de ellos, desarrollado en Fonelas P-1 hace dos millones de años, está relacionado con un incremento de los recursos hídricos y alimenticios para la fauna de aquella época, en el ámbito de amplias llanuras fluviales con bosques galería asociados. El segundo hotspot, acontecido setecientos mil años después en el área de Orce, es aquel en el que la concentración de vida vertebrada se asocia a los márgenes de lagos y pantanos parcialmente desecados, en un momento puntual (desde la perspectiva geológica) de crisis y escasez de recursos hídricos y alimenticios (unos pocos puntos con agua dulce en aquel territorio fueron lugar de concentración de vida y de muerte).
Estos dos momentos de alta diversidad biológica sucedieron en aquellos lugares y se han verificado en esas cronologías, pero pudo quedar o no testimonio fósil de dichos sucesos paleobiológicos y paleoambientales. Pero sí quedaron registrados en las rocas de ambas cuencas por dos motivos fundamentales: el primero es que en estas cuencas continentales (Guadix y Baza) durante dos millones de años, comenzando a contar desde el inicio del Cuaternario, el balance general ha sido positivo para la sedimentación frente a la erosión (el agua de lluvia se quedó en las cuencas y también los sedimentos detríticos o químicos dependientes de ellas); el segundo motivo es que en estas cuencas, en las cronologías que hemos mencionado más arriba y en estos contextos ambientales al aire libre, hubo una intensa actividad biológica de dos tipos de organismos que transfieren información biológica desde la biosfera hasta la litosfera a través de su comportamiento en la alimentación: los hiénidos (como en los casos de Fonelas P-1 o Venta Micena) y los homínidos (como en Barranco León-5 o Fuente Nueva-3).
Por todo ello, aunque es de suponer que estas asociaciones de mamíferos pudieron habitar en otras zonas de la península Ibérica, no ha aparecido información sobre estos acontecimientos paleobiológicos en otros lugares, de momento. Sólo las cuencas de Guadix, para el intervalo de tiempo comprendido entre 2,5-1,5 millones de años, y de Baza, para el intervalo de tiempo comprendido entre 1,3-0,5 millones de años, han conservado estos testimonios fósiles en medio abierto, y están expuestas las rocas que contienen la información, para su estudio e interpretación, de parte importante del registro de los acontecimientos paleobiológicos más singulares del inicio del Cuaternario.
El origen africano o asiático de algunos de los grandes mamíferos
Este es un debate muy antiguo que, a día de hoy, no tiene una respuesta satisfactoria. Hace años, en 1999 y en 2009, publicamos hipótesis complementarias y mejoradas en relación con el posible significado de distintas especies de mamíferos singulares, en el sentido de ser alóctonas al contexto ecológico europeo en cronologías tan antiguas como los dos millones de años de antigüedad. Entre estos grandes mamíferos se encuentran carnívoros y herbívoros (lobos, bóvidos, jiráfidos) cuyos linajes son supuestamente asiáticos, que coexistieron con otros carnívoros y otros herbívoros (hienas, suidos, chacales, cabras, homínidos) cuyos linajes son, también supuestamente, africanos. Y ambos conjuntos formaron parte de un antiguo ecosistema, integrado también por especies autóctonas europeas (mamuts, rinocerontes, cebras, antílopes, guepardos, tejones, linces y distintos tipos de ciervos) que, como hemos mencionado con anterioridad, se desarrolló en la península Ibérica pero no otros territorios del arco mediterráneo europeo.
Siempre se ha aceptado la posibilidad de la incorporación de fauna africana a Eurasia a través del corredor Levantino (Oriente Próximo), pero esta posible vía no explica ni mucho menos de forma satisfactoria lo registrado en los yacimientos granadinos. Por otra parte, las hipótesis tradicionales del paso de fauna africana a Europa por el Estrecho de Gibraltar se sustentan tan sólo en la posibilidad de una gran bajada del nivel de mar, que en ningún caso comunicaría África con la península ibérica de forma directa pues como mínimo (en ese contexto) existiría siempre un brazo de mar de, al menos, cuatro kilómetros entre ambos continentes (esta distancia es insuperable para muchas de las especies que pudieron dispersarse entre ambos continentes). En este punto es importante señalar que durante el Cuaternario basal, en cronologías próximas a 2 millones de años y algo más antiguas, existen mamíferos africanos en la península Ibérica al igual que existe registro de algunos grandes mamíferos europeos (los autóctonos) en algunos yacimientos norteafricanos.
Siempre hemos pensado que tanto los que defienden el paso por el estrecho, en ese escenario, como aquellos que lo niegan, no disponen de pruebas suficientes para establecer un modelo geológico verificable del estrecho en aquella época. Pero sí podemos avanzar que investigaciones en marcha, realizadas en el ámbito de nuestro proyecto, sobre la batimetría del arco de Tarifa, su configuración geológica y geomorfológica, los movimientos tectónicos en esta zona y el eustatismo en cronologías posteriores a 2,5 millones de años (entre 2,1-2,0 Ma) nos permitirán en un futuro confirmar o rechazar lo que hoy día es solo una posibilidad: la existencia de una comunicación intermitente durante breves intervalos de tiempo entre ambos continentes a través de un escenario paleogeográfico y paisajístico hasta ahora insospechado.
Las especies de Fonelas P-1
Por el momento en Fonelas P-1 han aparecido básicamente restos fósiles de especies démicas en relación con el antiguo paisaje de la cuenca (llanuras, ríos y pantanos o pequeños lagos), es decir, aquellas en las que los individuos de sus poblaciones nacen, se alimentan, se reproducen y mueren en ese contexto ambiental. Entre ellas, se han identificado: mamuts meridionales, rinocerontes de pradera, jirafas, ciervos extinguidos de tres especies, cebras, grandes bóvidos primitivos, antílopes, jabalíes de río, dos especies de hienas (incluida la de rostro corto), dos especies de félidos con dientes en forma de sable, guepardos gigantes, perros salvajes, linces, lobos, chacales, zorros y tejones, amén de un variado número de especies de erizos, conejos y liebres, topillos, anfibios y reptiles. Así mismo, se ha identificado la presencia de puercoespines pero no a través de sus huesos fosilizados, sino a través de las marcas que dejan con los dientes al roer huesos de distintos animales.
Por otra parte, existe un conjunto de especies adémicas al ámbito de la cuenca (aquellas especies de mamíferos cuyas poblaciones o individuos ocasionalmente realizan actividades en el ámbito de la cuenca, por ejemplo la alimentación, pero que el grueso de sus actividades biológicas son realizadas en otros ámbitos ecológicos, como en las montañas de la periferia). Dentro de este grupo destaca la cabra montés, de la que se han encontrado restos fósiles en el yacimiento, pero faltaría encontrar registro de otros organismos como primates (bien sean macacos, teropitecos u homínidos), osos e incluso algunos otros tipos de ungulados o carnívoros de talla media y pequeña, como pudieran ser los jaguares o distintas especies de pequeños mustélidos y vivérridos.