En
su sentido más amplio y literal, la energía geotérmica
es el calor interno de la Tierra. Es un hecho conocido que en el subsuelo,
bajo la tierra que pisamos, la temperatura aumenta con la profundidad,
es decir, existe un gradiente térmico y, por lo tanto un flujo
de calor desde el interior de la Tierra hacia el exterior. Ello es consecuencia
de su estructura interna. La Tierra está constituida básicamente
por tres capas concéntricas: el núcleo que es la más
interna tiene una composición de hierro fundido a una temperatura
superior de los 4.000 ºC; el manto que es la capa intermedia formada
por silicatos de hierro y magnesio tiene un espesor de 2.900 km y su temperatura
varía desde los 4.000 ºC en su contacto con el núcleo
hasta los 800-1000 ºC de su superficie exterior que contacta con
la corteza que es la capa más superficial y visible por el hombre.
Esta corteza tiene un espesor variable de 5 a 35 km y está formada
por silicatos de aluminio y magnesio, variando su temperatura entre los
800-1000 ºC del contacto con el manto y los 15-20 ºC de la superficie
que conocemos. El flujo medio de calor registrado en la corteza terrestre
es del orden de 1,5 µcal.cm-2.seg-1.

En
determinados puntos de la Tierra el flujo de calor es, sin embargo, anormalmente
elevado, llegando a alcanzar valores de hasta diez y veinte veces el flujo
medio citado. Estas áreas con flujo elevado coinciden siempre con
zonas de existencia de fenómenos geológicos singulares,
como son una actividad sísmica elevada, la formación de
cordilleras en épocas geológicas recientes y una actividad
volcánica actual o muy reciente. Estos fenómenos geológicos
representan distintas formas de liberación de la energía
interna de la Tierra, cuya explicación puede darse a la luz de
la tectónica de placas que rige la estructura de la corteza de
la Tierra y su relación con el manto.
El
flujo de calor anómalo ocasionado en estas áreas singulares
da lugar a gradientes geotérmicos con valor de 15-30 ºC cada
100 metros, por lo que a profundidades de 1,5 a 2 km se pueden encontrar
temperaturas de 200-300 ºC. Por el contrario, en las demás
zonas de la superficie terrestre el flujo calorífico antes mencionado
da lugar a gradientes geotérmicos con valor medio de 3 ºC
cada 100 metros, por lo que a profundidades entre 2 y 3 km se encuentran
temperaturas de 60-90 ºC.

Esta
diferencia de la corteza terrestre en áreas estables con flujo
calorífico bajo y áreas inestables con flujo calorífico
muy elevado sirve para marcar los dos grandes tipos de energía
geotérmica conocidas: la energía geotérmica de baja
temperatura y la energía geotérmica de alta temperatura.
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