Los mapas de
vulnerabilidad a la contaminación constituyen una de las formas más usuales de
presentación de los resultados de la evaluación de la vulnerabilidad. Se pueden
definir como mapas de protección preventiva derivados de los mapas
hidrogeológicos. Son particularmente útiles para orientar la planificación,
gestión y toma de decisiones en todos los niveles de la Administración, y para
la educación e información del público.
En
España, los mapas de vulnerabilidad se empezaron a elaborar a finales de la
década de 1970 por el Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Consistían
en mapas a escala 1:50 000 de carácter específico para la orientación de
vertidos sólidos urbanos. En 1988, siguiendo otra línea de trabajo, este
Organismo realizó una serie de mapas encaminados a orientar a los gestores sobre
la posibilidad o no de contaminación de las aguas subterráneas por vertidos en
el terreno. Éstos se realizaron en todo el territorio nacional, siguiendo la
distribución de los mapas provinciales a escala 1:200 000, y por Cuencas
Hidrográficas a escala 1:500 000.