de las plagas y
enfermedades de las plantas. Incluyen los insecticidas, herbicidas, acaricidas y
fungicidas*. Muchos de ellos son compuestos de notable resistencia a la
degradación, en sí mismos o en algunos de sus productos de descomposición, y en
especial los más antiguos. Si la recarga se realiza lentamente a través del
terreno no saturado, existen posibilidades de retención y de una cierta
degradación química o por acción biológica; pero si llegan directamente al
acuífero, su eliminación por acciones biológicas es muy lenta o nula. Un uso
agrícola correcto de los plaguicidas no tiene por qué causar perjuicios
importantes a las aguas subterráneas. Este tipo de contaminación es un problema
todavía no bien conocido en España.
• Intrusión marina. En
acuíferos costeros la situación natural de la interfaz de agua dulce-salada
puede verse alterada al modificarse el régimen de flujo como consecuencia del
bombeo excesivo, o a veces simplemente por la ubicación de las captaciones. Esto
puede provocar la entrada de agua salada en el acuífero.
En el litoral
mediterráneo la intrusión marina es un fenómeno frecuente, llegándose en algunos
casos a superar los 500 mg/L de cloruros en las aguas subterráneas y a
afectar a una gran masa de agua del acuífero; en ocasiones, la contaminación
tiene un carácter más puntual reduciéndose al entorno del pozo de bombeo. Como
ejemplos más relevantes pueden citarse la contaminación de los acuíferos de la
Plana de Vinaroz-Peñíscola u Oropesa-Torreblanca, entre otros.
Situación de la interfaz
en un acuífero en contacto directo con el mar. En la imagen superior, se observa
la interfaz en su situación natural, con salida de agua dulce al mar. En el
centro, se muestra el incipiente proceso de avance de la interfaz aunque ésta no
afecta a la calidad del agua del sondeo y se mantenienen parte de las salidas de
agua dulce. En la imagen inferior, la intrusión de agua de mar ha avanzado
contaminando las aguas del sondeo, pudiendo llegar a desaparecer las salidas del
agua dulce del acuífero