El agua es un recurso en
nada comparable a ningún otro recurso natural, por sus funciones, naturaleza,
prestaciones al ser humano y connotaciones estéticas, lúdicas y emocionales. Es
parte importante del bienestar natural de cada lugar. Los manantiales y fuentes
son, para muchos pueblos, legado histórico, cultural y seña de identidad.
Las aguas subterráneas alimentan ríos, lagos y manantiales; generan
zonas de descarga difusa muy variadas denominadas humedales; originan paisajes
costeros y de interior de gran particularidad, como marismas, marjales,
albuferas, lagunas, tablas, navas y navajos. Finalmente, crean masas de
freatofitas*, así como tremedales, tarajales y carrizales, de singular valor
estético y ambiental, en especial en los países áridos y semiáridos, y en los
esteparios y mediterráneos.
Un conocimiento profundo de la hidrogeología
de las zonas naturales, que es la base para definir correctamente su
funcionamiento hídrico, resulta imprescindible para tomar decisiones que
permitan su mejora y garanticen la conservación de los numerosos ecosistemas
asociados.
Las surgencias naturales de aguas subterráneas —manantiales y
áreas de descarga no puntual— suelen dar lugar a parajes de gran interés cuya
pervivencia depende, de modo directo, de las condiciones y características de
esta alimentación hídrica subterránea. Entre los ejemplos españoles más
relevantes de humedales relacionados en gran parte con las aguas subterráneas
destacan, entre otros, los Parques Nacionales de Doñana y de Las Tablas de
Daimiel, o el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera, y la
Reserva Natural de la Laguna
de Fuente de Piedra, o el
Refugio de Caza de la Laguna de Gallocanta (actualmente en trámite de
convertirse en Reserva Natural).
El origen del agua de
la mayor parte de los ríos proviene tanto de la escorrentía superficial como de
la descarga de los acuíferos. La escorrentía superficial se produce
principalmente durante el invierno, y es en general de carácter intermitente y
de corta duración. En verano y otoño, cuando el caudal de los ríos es bajo, la
mayor parte del agua que circula por sus cauces es de origen subterráneo. Los
caudales suelen ser máxi-
Las surgencias
naturales de aguas subterráneas
—manantiales y áreas de descarga no puntual—
suelen dar lugar a parajes de gran interés, cuya pervivencia depende, de modo
directo, de
las condiciones y características de esta alimentación hídrica
subterránea