Las aguas subterráneas
casi siempre se han explotado merced
a la iniciativa privada, que ha asumido
notables costes de construcción, mantenimiento
de captaciones y bombeo de
agua. Esto ha supuesto un uso más eficiente de las aguas
subterráneas
La experiencia de California durante la sequía de los años
ochenta puede resumirse en un volumen de agua comprado, fundamentalmente a los
agricultores, de 1000 hm3. Este volumen o Banco de Agua estaba gestionado por la
Administración hidráulica, que firmaba tres tipos de contratos, vendiéndose el
agua a un precio previamente estipulado que invitase a la venta pero sin
permitir especulaciones notorias. Una primera modalidad consistía en que el
agricultor vendía sus aguas y dejaba de regar. En el segundo tipo de contrato el
agricultor vendía su derecho a tomar aguas superficiales, pero seguía bombeando
del acuífero. Y en el tercero, vendía el agua que tenía acopiada en pequeños
estanques. La opción más numerosa fue la primera. El Banco de Agua en el caso de
California resultó ser una solución eficaz, pero parcial y
coyuntural.