La delimitación de perímetros de protección tiene por
objetivo salvaguardar la calidad y cantidad de las aguas subterráneas que
se extraen de las captaciones de abastecimiento urbano; adquiere una
transcendental importancia ante el riesgo potencial que supone la
actividad antrópica en los alrededores de dichas
captaciones.
El perímetro de
protección delimita un área en el entorno de la captación en la cual, de
forma graduada, se restringen o prohiben las actividades o instalaciones
susceptibles de contaminar las aguas subterráneas, o que puedan afectar al
caudal destinado al abastecimiento de una
población. Los perímetros de protección deben compatibilizar la actividad socioeconómica en la zona circundante a la captación, con la protección del agua subterránea empleada, especialmente para el abastecimiento a núcleos de población. El sistema de protección más utilizado consiste en dividir el entorno de las captaciones en diferentes zonas, graduadas de mayor a menor riesgo e importancia en cuanto a las restricciones de actividad a imponer. Para la delimitación de estas zonas es necesario conocer con |
detalle las
características tanto del acuífero donde se ubica la captación, como el
diseño y características de ésta. Para la protección de la calidad de las
aguas subterráneas se consideran generalmente tres
zonas:
Zona inmediata o de restricciones absolutas: el criterio de delimitación suele ser un tiempo de tránsito* del agua de 24 horas o un área fijada de forma arbitraria de pequeña extensión (100-400 m2). En esta zona se suelen prohibir todas las actividades que no estén relacionadas directamente con las operaciones de extracción. Se recomienda que estén cercadas por una valla que impida el acceso a su interior. Zona próxima o de restricciones máximas: se dimensiona generalmente en función de un tiempo de tránsito del agua desde la superficie del terreno de 50-60 días para proteger contra la contaminación microbiológica. Zona alejada o de restricciones moderadas: el criterio más adecuado para su dimensionado es un tiempo de tránsito del agua de varios años, complementándolo con criterios de tipo hidrogeológico para proteger la captación frente a contaminantes de larga persistencia. |