El país con un mayor grado de desarrollo en la aplicación
de la técnica de recarga artificial es Estados Unidos. Las operaciones se sitúan
principalmente en los estados áridos del sur: Tejas, Arizona y California. Para
comprender la importancia de estos proyectos basta citar, a título de ejemplo,
que sólo en el estado de California, a través de las actuaciones del
Departamento de Recursos Hidráulicos (DWR), se aporta un volumen de
1400 hm3/año mediante la recarga
artificial de acuíferos.
Otro país donde la
recarga artificial se encuentra muy avanzada es Israel. El agua de recarga
proviene del río Jordán y del lago Kinneret (Mar de Galilea), de escorrentías
esporádicas de tormentas y de agua residual
tratada.
En la Unión Europea, son Alemania y
Holanda los países donde existen más realizaciones de recarga artificial de
acuíferos. En estos países, el principal objetivo es la purificación de agua
para abastecimiento urbano a través de lo que se denomina tratamiento
suelo-acuífero, si bien en Holanda también se mantiene la cota de agua dulce en
sistemas dunares costeros para limitar la intrusión marina.
Las primeras
instalaciones de recarga artificial que se construyeron en España se ubicaron en
los alrededores de Barcelona: aluviales del río Besós y Llobregat. En este
último acuífero se han recargado en algunos años hasta de 20 hm3 mediante pozos
situados en el aluvial, utilizando las aguas excedentarias de la planta de
tratamiento del río Sant Joan Despí. Esta recarga se complementa al favorecer la
infiltración del agua circulante mediante escarificado del lecho del río aguas
arriba. Otras experiencias piloto de carácter temporal que han servido para
avanzar en el conocimiento de esta técnica son las realizadas en el Llano de
Palma de Mallorca, aluvial del río Oja, vega de Guadix, valle del Esgueva,
acuífero de las calcarenitas de Carmona y aluvial del Bajo
Guadalquivir.
Los procedimientos
ideados para poder llevar a la práctica esta técnica son múltiples y variados,
aunque resulta clásico el establecimiento de dos grandes grupos de métodos, en
función de que la recarga se efectúe, bien por filtración a través de la
superficie del terreno, o bien por introducción directa del agua hasta el
acuífero mediante una perforación que lo penetre. Estos métodos se utilizan, el
primero de ellos en acuíferos libres, y el segundo se aplica especialmente a
acuíferos semiconfinados o confinados.
En zonas muy cultivadas
o pobladas, donde el terreno es escaso y/o muy caro, puede resultar difícil
establecer la recarga artificial superficial, debido a que generalmente se
requieren grandes superficies. En estos casos se utilizan los sistemas de
recarga en profundidad, es decir, mediante sondeos que también se emplean en
formaciones con alternancia de niveles permeables e impermeables o cuando existe
un horizonte poco permeable entre la superficie del suelo y el
acuífero.