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La utilización exclusiva de las aguas superficiales o de las aguas subterráneas no ha cumplido en muchas situaciones con el objetivo de satisfacer plenamente las demandas creadas por los distintos usos, especialmente el urbano, el regadío agrícola o la industria, así como los relacionados con el medio ambiente hídrico.

La operación de uso conjunto contribuye a mejorar o satisfacer plenamente una demanda concreta de agua mediante el uso coordinado de las aguas superficiales y subterráneas.

Este sistema aprovecha la complementariedad hidrológica de los embalses superficiales y los acuíferos. En los primeros se dispone de un volumen capaz de retener la fuerte escorrentía que se genera en episodios de corta duración, ­mientras que, en los segundos, se almacena un volumen de agua varias decenas o centenares de veces superior a su recarga media.

    Los porcentajes en que se combinan las cantidades de agua de una y otra procedencia, varían en función de la época del ciclo hidrológico anual, de las reservas existentes en el sistema de almacenamiento superficial y en los acuíferos, y de la calidad del agua disponible en cada uno de ellos.
Con ello se consigue en general aprovechar una mayor cantidad de agua superficial, ya que la explotación de los embalses puede alcanzar una mayor garantía al incorporarse los acuíferos y su capacidad de almacenamiento en el sistema de abastecimiento, como un elemento adicional que proporciona seguridad.

    En el uso conjunto, las aguas subterráneas se aprovechan en los momentos y lugares donde la estrategia de gestión hídrica lo aconseje. Se fundamenta en un uso mayoritario de las aguas superficiales en los años húmedos y de las subterráneas en los secos.

    En algunos esquemas de uso conjunto, la complementariedad que se pretende obtener no sólo radica en disponer de mayor cantidad de agua o mejorar el grado de garantía, sino en conseguir una mejor calidad del agua mediante la mezcla, en origen, de ambas fuentes superficial y subterránea (a través de recarga artificial), o en destino (mediante el uso de depósitos o canales), consiguiéndose una calidad final adecuada.

    Las realizaciones existentes en España responden más a casuísticas locales que a una planificación programada con antelación. Dichas actuaciones    fueron    impulsadas   y    generadas   en    su    mayoría
GESTIÓN CONJUNTA DE AGUAS SUPERFICIALES Y SUBTERRÁNEAS
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