El agua constituye el disolvente más universal. Por tanto,
es capaz de incorporar gran cantidad de sustancias al estar en contacto con los
terrenos por los cuales circula. Las aguas subterráneas tienen mayor oportunidad
de disolver materiales que las aguas superficiales debido a su prolongado
contacto con las formaciones geológicas a través de las cuales se desplaza, a la
presencia de dióxido de carbono (CO2)
y oxígeno (O2) disuelto en el agua, y
a la lenta velocidad con que se mueven. Por este motivo, en términos generales
el agua subterránea suele presentar una concentración iónica mayor que la de
escorrentía superficial del mismo origen (Ficha 1).
La composición química
natural de las aguas subterráneas es el resultado de los siguientes procesos: a)
la evapo-concentración de las sales atmosféricas aportadas como aerosol* marino,
polvo y sales disueltas en el agua de lluvia, b) la interacción del agua con los
minerales del suelo, ya sea hidrolizándolos o por cambio en el estado de
oxidación-reducción, y c) la incorporación de aguas salinas residuales
(relictas) que aún no han sido lavadas.
La composición natural de
las aguas subterráneas puede verse modificada por causas naturales o por
factores antrópicos*.
Entre las primeras
figuran el clima, la temperatura, el tipo de terreno a través del cual se
desplaza el agua subterránea, el tiempo de residencia del agua en el acuífero, y
el aporte de gases reactivos, principalmente CO2 y O2.
Respecto a los factores
antrópicos, la actividad humana puede afectar —a veces con cierta intensidad— a
la composición química del agua que se infiltra y a la recarga, modificando la
temperatura, introduciendo solutos (sales, nitratos, etc.) y sustancias diversas
(hidrocarburos, plaguicidas, disolventes halogenados, etc.), tanto en el terreno
como en el agua. Su presencia puede suponer una degradación importante de las
características naturales.
Además, hay que sumar
procesos modificadores como son la precipitación química, el intercambio iónico
(principalmente catiónico) y las reacciones de reducción-oxidación. Estos
procesos pueden ser intensos cuando el agua se ve desplazada por otra de
composición química diferente (buenos ejemplos se encuentran en los acuíferos
costeros, en la zona de mezcla entre el agua dulce continental y el agua
marina), o cuando el terreno contiene materia orgánica.