El hombre desde su
presencia en la tierra ha utilizado las aguas subterráneas que brotan por los
manantiales..Estas aguas que en un principio tenían un uso casi exclusivo para
beber, con el transcurso de los siglos se extendió a otras actividades que el
hombre iba incorporando y que requerían de la disponibilidad de agua para
su subsistencia; es el caso de la agricultura de regadío o la industria. Y así,
en la actualidad en España, las
aguas
subterráneas abastecen a
un tercio de la población (unos trece millones de personas), a los que hay que
incluir parte de los cerca de 60 millones de turistas que con carácter
estacional recibe España cada año. Quizá, un dato que puede servir de ejemplo
para reflejar la importancia de las aguas subterráneas en nuestro país, lo
proporciona el hecho de que en el 70 % de los núcleos urbanos el abastecimiento
de agua se surte de pozos, sondeos o manantiales.
El volumen de agua anual
que se extrae de los acuíferos españoles se sitúa entre los 5500 y 6500
hm3. De
ellos, como término medio, unos 4800 se dedican al regadío y el resto a usos
urbanos e industriales. De los tres millones y medio de hectáreas de riego
existentes en España, casi un tercio se riegan de manera predominante con aguas
subterráneas. El valor de la producción agrícola de las 942.000 ha regadas con
aguas subterráneas supera, en general, al del riego de 2.263.000 ha con aguas
superficiales.
Para muchos, el
origen de las aguas subterráneas es poco o mal conocido,
y da lugar a mitos y malentendidos; y esto a pesar de
que las aguas subterráneas son un recurso insustituible en buena
parte del planeta, e imprescindible para la salud y para la
buena marcha de la economía. No pocas personas añaden al simple
carácter subterráneo de esas aguas un conjunto de propiedades propias del
ocultismo; se les llega incluso a atribuir, en ocasiones,
fabulosas propiedades curativas o de otro tipo. Un
halo de misterio rodea a todo lo
relativo a las aguas subterráneas hasta el extremo de que aún en nuestros
días se sigue recurriendo, para el intento de alumbrarlas, a las artes
geománticas de los Zahoríes*. Este es el lado oscurantista de
lo que es en realidad la Hidrogeología,
una Ciencia y
No pocas civilizaciones primitivas se establecieron allí
donde existían aguas subterráneas. De hecho, bastantes localidades incluyen en
su toponimia palabras como bir en árabe, well en inglés, pozo, fuente, hontanar,
fontanar, en castellano, etc.