Las Tablas y los Ojos del Guadiana: agua, paisaje y gente - page 172

4.6. U
N SISTEMA EN PERMANENTE
EVOLUCIÓN
:
MOLIENDA Y TÉCNICA
Por ello, y porque resultamuchomás ilustrativo, es
convenienteconocer cómoeran losmolinosque tra-
bajaronenelGuadiana.Dadas las característicasque
señalamos (poca corriente, caudal irregular, escasa
pendiente,…) es fácil comprender que para mover
unas piedras que superaban los mil kilogramos de
peso (Peris, 1997) resultara ineludiblecontar consis-
temas que aseguraran un aprovechamiento óptimo
de la fuerza generada por la corriente (figura 4.17).
Más arriba se ha señalado que la utilización de las
aguas del Guadianadio lugar anumerosos pleitos y
que algunos de ellos estuvieron motivados por el
recrecimiento de las presas que almacenaban el
agua utilizada paramover las piedras. Comoquiera
que, debido precisamente a la poca pendiente del
río, el aumentodel agua embalsada podía limitar el
funcionamiento de los molinos situados aguas
arriba, siempre se sintió como obligatoria la necesi-
dad de vigilar muy de cerca dicha cuestión. No en
vano la práctica de aumentar el agua almacenada
fue vista con buenos ojos tanto por las autoridades
comopor los propietarios y usuarios de losmolinos,
porqueasí podíaasegurarseno solounamayor can-
tidad de materia prima, sino también una mayor
presión para mover las piedras y, por ende, un
aumento de la capacidadmolturadora de los inge-
nios harineros apostados en el río.
Esmuyposiblequeeseaumentode la fuerzadispo-
nible para moler provocara que algunos de los
molinos situados en el entorno de Las Tablas traba-
jasen a mayor ritmo y con una capacidad de
moliendamás amplia. Entreellos, ypor ejemplo, Flor
deRibera, ZuacortaoLaMáquina, queen sigloXVIII
contaban conmás piedras que en el XVI, oMole-
mocho, quea sus cuatropiedras añadióunpequeño
batán anejo al edificioprincipal.
También es probable que debido a esos intentos de
conseguir mayor rentabilidad, la estructura y carac-
terísticas técnicas de losmolinos cambiasea lo largo
del tiempo. Evidentemente, la ampliación y puesta
en funcionamiento de las presas es unamuestra de
ello; también la canalización y desvío de las aguas
hacia esos pequeños embalses, la construcción de
azudas más grandes y lamodernización y adecua-
ción de lamaquinaria a esas nuevas circunstancias.
Reconstruir laevolución técnicade los distintosmoli-
nos del Guadiana a lo largo de los tiempos
modernos es relativamente complicado. Lamenta-
blemente, el concursode laarqueologíadejamucho
que desear en este caso concreto, porque el mal
estado de conservación del que hacen gala casi
todos losmolinos situados enel entornodel Parque
Nacional de Las Tablas de Daimiel hace tremenda-
mentedifícil fijar conprecisióncómo semovieron las
piedras de los molinos y cuál fue el sistemamotriz
utilizadopara ello en cadamomento.
Por fortuna, esa imprecisión puede ser salvada, al
menos en parte, gracias a la información que ofre-
cen las fuentes escritas. En ese sentido, la
documentaciónparece indicar quediversosmolinos
situados en la zona como Flor deRiberaoCalatrava
–aguas abajo del Parque Nacional de las Tablas de
Daimiel– pudieron montar ruedas de tipo vertical
(aceñas) (figura4.18) (Rodríguez-Picavea, 1996; Her-
vás, 2011).
Aunqueeran relativamente complejas en loquea su
maquinaria se refiere (pues la fuerzamotriz de una
rueda vertical debía transmitirse a una horizontal)
(Hervás, 2011; González-Tascón, 1999) es probable
que las aceñas se contasenentre losmecanismos de
molienda inicialmente instalados en el tramo del
Guadiana que cruzaba el Campo de Calatrava
(Retuerce, 1994; Rodríguez-Picavea, 1996). La razón
que podría explicarlo es relativamente sencilla si se
tieneencuentaque, apesar de suavanzada técnica,
este tipo de máquinas eran las que, en principio,
necesitabanunamenor fuerzadel aguaparamover
las piedras.
A pesar de ello, todo parece indicar que, desde la
Baja EdadMedia (mediados del sigloXIV) y durante
los tiemposmodernos, el tipode ingeniomás habi-
tual en la zona “debió ser el de rodezno” (figura
4.19), si bien las fuentes también señalan lapresen-
cia de aceñas y lamás que posible coexistencia de
L
AS
T
ABLAS Y LOS
O
JOS DEL
G
UADIANA
:
AGUA
,
PAISAJE Y GENTE
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