P. N. de la Caldera de Taburiente

189 erupción, ya había dos bocas separadas entre sí unos cuarenta metros, por las que salían materiales incandescentes en medio de grandes ruidos. Debido a su escasa fuerza, los piroclastos volvían a caer dentro de las fisuras, proyectando trozos hacia los alrededores y formando más tarde dos lenguas de lava que descendieron hacia el faro de Fuencaliente, al que allí, pues temían que lo hiciera en medio del pueblo. Muy cerca de las primeras bocas eruptivas había campesinos trabajando en la vendimia; recogían las uvas que producirían el famoso vino de Fuencaliente. Quedaron, lógicamente, sobresaltados ante lo que estaban viendo y corrieron a dar la voz de alarma. Se abrió una fractura en dirección Norte-Sur de la que salía humo y piroclastos incandescentes. Al poco tiempo de comenzar la erupción apareció la Guardia Civil que evacuó a toda la población de la zona e instaló un puesto de control en Puente Roto (Villa de Mazo), ejerciendo un estricto control franqueando el paso de vehículos y personas, siendo necesario establecer un sentido único para el tráfico rodado. El gobernador civil, Antonio del Valle Menéndez, manifestó que mantenía contacto telefónico frecuente con el ministro de la Gobernación, Tomás Garicano Goñi, y que tanto el Jefe del Estado, general Franco, como el Príncipe Juan Carlos de Borbón, estaban informados de la evolución del acontecimiento y transmitían un mensaje de preocupación y afecto al pueblo fuencalentero. La erupción progresa. Poco a poco, los piroclastos se fueron amontonando formando un cono, el Teneguía I. Dos horas después del comienzo de la Primeras coladas del Teneguía dirigiéndose hacia el faro. Distintas bocas que tuvo la erupción del Teneguía. Erupción del cono principal. A la derecha se ven las fumarolas de los primeros conos que surgieron.

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