Guía Geológica Parque Nacional de las Tablas de Daimiel

32 El calor procedente de las zonas más profundas, funde parcialmente las rocas más superiores que tienden a ascender debido a su menor densidad. Por distintas circunstancias geológicas, en algunas partes de la Tierra, la ascensión de magma del manto es importante, lo que se llama anomalía o pluma térmica; cuando el magma se instala en la superficie terrestre o a una profundidad entre 1 y 5 km es más probable que se produzca una erupción volcánica. Esta zona de la corteza terrestre con magma líquido se denomina “lámina magmática”. Los gases magmáticos los que, en su movimien- to de ascenso provocan el arrastre del magma líquido de la cámara magmática y, con ello, la erupción y el nacimiento de un volcán. Los volcanes se localizan en lugares determina- dos, en áreas preferentes que están relaciona- das con las placas tectónicas, con sus límites. De hecho, de los casi 700 volcanes activos del planeta, dos terceras partes están localizados en el borde del océano Pacífico, en el llamado Anillo de Fuego. Los productos que arroja un volcán El ascenso de magma procedente del manto terrestre en un volcán origina en un episodio de actividad violenta, es decir, una erupción. El movimiento de ascenso del magma a la super- Campo volcánico de la erupción de Timanfaya en Lanzarote con espectaculares conos de piroclastos. ficie genera pequeños terremotos anunciadores del comienzo de la erupción llamados tremores volcánicos y a la vez otros ocasionados por rotura de las rocas sólidas que atraviesa. El ascenso del magma a la superficie terrestre se produce en zonas donde la corteza es más vulnerable. Los que hacen que éste se dirija hacia la superficie, y una vez que están cerca de ella se separan del magma provocando la erupción. El material expulsado por los volcanes puede ser líquido (magma viscoso), gaseoso (los gases disueltos que se separan en la erupción) y sólido, pues también arroja rocas, bien producto de la solidificación del magma por enfriamiento duran- te la eyección o fragmentos de rocas arrancadas. De forma sencilla se puede resumir en que en las erupciones, los volcanes expulsan fundamentalmente tres tipos de productos: los gases, los piroclastos y las lavas. La proporción entre ellos es muy variable y el que haya más de unos que de otros depende de la naturaleza o composición del magma ascendido y éste, determina a su vez el tipo de erupción. El tipo de erupción está condicionada por la cantidad de gases que trae disueltos el magma pues de esa circunstancia va a depender su grado de explosividad y, consecuentemente, la cantidad de productos piroclásticos. Fragmentos de roca sólida o piroclastos Los fenómenos volcánicos violentos, es decir aquellos que expulsan un magma con gases, generan gran cantidad de fragmentos rocosos diferentes que se denominan piroclastos. Al conjunto de piroclastos sólidos emitidos por el volcán se denomina tefra y según el tamaño del fragmento, el nombre que reciben es: cenizas (<2 mm), lapillis (entre 2 y 64 mm) y bombas o bloques (> 64 mm). Este tipo de erupciones pueden proyectar piroclastos a gran altura y distancia, desde centenares de metros a proyecciones kilométricas fruto de explosiones catastróficas, tal como la ocurrida en la isla Krakatoa el estrecho de Sonda en 1883, que hizo desaparecer gran parte de la misma originando 36.000 víctimas, la mayoría consecuencia del tsunami producido. La nube de cenizas del material piroclástico arrojado giró varios años alrededor de la Tierra y produjo un enfriamiento global que duró varios años. LOS VOLCANES

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