Guía Geológica Parque Nacional de las Tablas de Daimiel

18 Mapa Geológico a escala 1:50.000 de la Hoja núm. 760, Daimiel, publicada por el del Instituto Geológico y Minero de España en 1934. En la mitad superior de la misma se aprecian las Tablas de Daimiel y el río Guadiana. A Francisco Hernández Pacheco (1932), hijo del anterior, y a Alfonso de Alvarado (1931), y nuevamente los dos en la elaboración de la Hoja núm. 760, Daimiel, del Mapa Geológico de España a escala 1:50.000 (1934), corresponden las primeras descripciones de los materiales neógenos del entorno del Parque Nacional de las Tablas de Daimiel. En este último trabajo relatan que la abundante vegetación palustre está circundada por escarpes calizos y margosos miocenos de unos 10 a 12 m de altura y a la descripción del humedal dedican un par de páginas. Destacable: la denominación de “Guadiana medio” al curso que arranca en los ojos; la mención a caudales constantes de este último curso incidiendo en que éste no está relacionado con el caudal del Cigüela ni con los temporales de lluvias; el encajamiento en el Mioceno (la formación geológica de esa edad) de la zona palustre que atribuye en parte al hundimiento de la masa caliza dando por tanto relevancia a la karstificación de la zona; y por último, el carácter sumamente palustre de estos pantanos. En fin, realizan una descripción pormenorizada de las Tablas de Daimiel propiamente dichas, relatando que los canales o caños están constituidos por calizas tobáceas, para terminar diciendo que aunque el humedal termina en el puente de Los Navarros, el amplio cauce que desde allí avanza hacia el oeste conserva el carácter palustre. Especial atención se le otorga a la hidro- geología; destaca la mención que se hace del “potente y continuo manto acuífero” a unos 15/20 m de profundidad (615/618 m de altitud), la superficialidad del agua en las zonas deprimidas, y la existencia de conductos laberínticos que llegan a comunicar los pozos, lo que nos está hablando de la importancia de la karstificación en la zona. El gran avance en el conocimiento geológico se produjo a partir de la segunda mitad del siglo XX, éste motivado por el desarrollo de investi- gaciones hidrogeológicas y por la ejecución de del plan sistemático de cartografía geológica en todo el territorio nacional denominado Plan MAGNA. El interés de las aguas subterráneas para su uso en la agricultura propició el desarrollo de proyectos de investigación hidrogeológica que, además de aumentar el conocimiento en el ámbito de esa disciplina, aportaron el entendi- miento del subsuelo mediante geofísica y son- deos. Gracias a ellos y a la citada aportación cartográfica propiciada por el desarrollo de la Segunda serie del Mapa Geológico de España a escala 1:50.000 del Instituto Geológico y Minero de España, hoy día se han constituido en un laboratorio de investigación geológica de ambientes palustres.

RkJQdWJsaXNoZXIy MTI4MzQz