Guía Geológica Parque Nacional de las Tablas de Daimiel

ITINERARIO 5 165 Gran banco de cuarcita (izquierda) y detalle del anterior (derecha) donde se aprecia un sistema de fracturación perpendicular a la estratificación. Resalte calcáreo intrasedimentario (derecha) y detalle de la capa de caliza brechificada (izquierda). por una densa red de fracturas verticales que aparece bajo unos metros de registro sedi- mentario plioceno. Esta sucesión de estratos de cuarcita inclinados 150 hacia el norte testimonia la cercanía del sustrato paleozoico en profundidad. A la derecha del camino que continúa hacia el oeste por el borde de la ribera septentrional del río Guadiana aparece el pronunciado resalte de un estrato calcáreo de más de dos metros de espesor. Se encuentra unos 10 m por debajo del nivel de costra final (superficie manchega) y corresponde a un tipo de caliza brechificada de gran dureza, sobre todo hacia la parte superior y que podría ser interpretada como la consecuen- cia de la removilización y edafización del fango de una charca durante el Plioceno ( 9 ). La ascensión del camino desde el valle hasta el caserío Colonia Vieja permite recuperar el nivel de la llanura manchega, como es habitual, repleto de fragmentos de costra calcárea. Unos 500 m más adelante la superficie encostrada se articula con las laderas de un par de colinas definidas por capas de cuarcita paleozoica, porque en esta localización la presencia del sustrato geológico más antiguo es cada vez más patente. Antes de alcanzar la localidad de Peralvillo y la línea del AVE, conviene desviarse a la izquierda por el camino señalizado para alcanzar el puente del ferrocarril viejo ( 10 ). Desde allí existe una magnífica vista panorámica de la cola del embalse del Vicario y también, cuando éste se retrae, de la amplia llanura de inunda- ción del río Guadiana, repleta de vegetación, especialmente taray y masiega. Es una amplia franja de índole fluvial y palustre, una réplica de las Tablas de Daimiel que se ha prologado hasta aquí a través del curso un río que aún titubeante, sigue deambulando por los confines más occidentales de la Llanura manchega