Guía Geológica Parque Nacional de las Tablas de Daimiel

16 El esqueleto geológico está constituido por sierras orientadas al suroeste y constituidas por cuarcitas y pizarras de la era Paleozoica, y entre ellas, mate- riales pliocenos y cuaternarios, es decir la prolon- gación geológica manchega. La superposición de multitud de edificios volcánicos, conos, cráteres y coladas de lava, completan el paisaje. La estructura geológica antigua es semejante a la que hay en los Montes de Toledo, e igual que allí la orografía dibuja a la perfección el plegamiento de los materiales paleozoicos, domos o anticlinales kilométricos separados por estrechas cubetas o sinclinales. En el Campo de Calatrava no existen rocas de la era Mesozoica. Hay que dar un enorme salto en el tiempo para encontrar el siguiente registro geológico regional, del final de la era Cenozoica. Son materiales sedimentarios pliocenos y pleistocenos del relleno de la gran cuenca manchega de la que el Campo de Calatrava constituye su borde occidental. El valle del río Jabalón en el Campo de Calatrava. En el horizonte sierras de cuarcita y volcanes (señalados en las imagen), éstos últimos destacables de aquellas por el tono más claro de su vegetación. La región volcánica central española está formada por más de 200 centros de emisión puntuales y dispersos, que se reparten por un área de 5.000 km 2 , en donde son fácilmente visibles. La actividad volcánica que fue discon- tinua, tuvo lugar en dos etapas geológicamente cercanas, primero en el Mioceno superior, entre los 8,5 y 6,5 Ma, y segundo, en el Plioceno- Pleistoceno inferior, entre los 4,5 y 1,5 Ma. Los fenómenos eruptivos fueron de tipo estrombo- liano, hidromagmático, o ambos combinados, por lo que las rocas que se pueden distinguir en esta región son lavas, clastos volcánicos o piroclastos producto de la caida de fragmen- tos volcánicos de la erupción o formados por explosiones hidromagmaticas al contactar el magma y los acuíferos. Se identifican pequeños edificios volcánicos troncocónicos formados por acumulación de piroclastos de caída, aunque los elementos más representativos de toda la región son los cráteres de explosión o maares , “hoyas” en denominación local. La llanura manchega La Mancha que comienza al norte en la Mesa de Ocaña, tiene su máxima expresión en un corre- dor transversal este-oeste, denominado Llanura manchega que queda limitado por los Montes de Toledo, el Campo de Montiel y el río Júcar. Esta altiplanicie, es una llanura interminable situada a unos 600/700 m de altitud media, y delimita- da por unos bordes suavemente montañosos. Este territorio llano es la expresión en superficie de una cuenca de origen tectónico que dio lugar a un hueco que inmediatamente y en épocas geológicas relativamente próximas (Plioceno- Pleistoceno) fue rellenado de sedimentos, hasta el nivel de la llanura actual. El fondo de esta cuenca sedimentaria, está constituidopor materiales paleozoicos y mesozoicos, alcanza una profundidad desigual, mayor en su parte occidental (mediante datos geofísicos y sondeos se sabe que se alcanzan profundidades de hasta 600 m bajo la zona de Daimiel). Este registro sedimentario está culminado por una la formación de roca caliza plio- pleistocena de unos 100 m de espesor. Pero sobre el llano manchego tan solo es posible apreciar la caliza superior y las costras laminares, que también son rocas calizas, que la cubren. Estas costras de hasta 3 m de espesor, endurecen y favorecen en muchos lugares el desarrollo posterior de la característica planicie que ocasionalmente puede estar rota por los procesos de disolución del carbonato ligados a la escorrentía de aguas superficiales y subterráneas. v v v

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