Guía Geológica P. N. Monfragüe

0 77 EL RÍO TAJO SOBRE MONFRAGÜE: ¿SOBREIMPOSICIÓN, ANTECEDENCIA O EROSIÓN REMONTANTE? La última etapa geológica de la zona, la que define los rasgos más importantes del paisaje, está determinada por la incisión de los ríos y los enigmas que conlleva ese proceso de encajamiento: ¿antecedencia, sobreimposición o simplemente erosión remontante o regresiva de los ríos sobre la sierra que define el Parque Nacional? De haberse originado el encajamiento de los ríos Tajo y Tiétar por antecedencia se requeriría una exigencia imprescindible. Una altitud previa del viejo y originario río cenozoico superior a la de las cumbres de la Sierra de Cañaveral. Esa condición se habría dado, ya que el registro sedimentario cenozoico que hoy se encuentra más elevado, la raña, aparece junto a Monfragüe entre los 680/480 m (Deleitosa y Jaraicejo), mientras que las cumbres de la Sierra de las Corchuelas, atravesadas por el Tajo, están a 530 m. Las mesas de raña se localizan 80 m por encima de esas cumbres, por lo que lo que hoy día es el Parque Nacional de Monfragüe, debió estar sepultado por la sedimentación fini-cenozoica, es decir, por la raña. A partir de ella es cuando tuvo que iniciarse el encajamiento de los ríos, “sobreimponiendo” estos, por antecedencia o epigénesis, su trazado original en la citada incisión. Contrariamente al planteamiento anterior, el trazado de ambos ríos a su paso por la estructura parece que descarta el fenómeno de sobreimposición de un viejo río cenozoico, transitable a cotas más elevadas que la propia sierra, pues el dibujo actual del Tiétar y Tajo es más bien ortogonal, de adaptación a la estructura geológica y a su fracturación. Esta circunstancia se explica mejor mediante el mecanismo de erosión remontante del río que progresa aguas arriba para adaptar toda su red. La erosión remontante es un hecho muy constatable en los Montes de Toledo. Los ríos orientales que vierten hacia La Mancha (que aún tienen como referente el nivel de base del pasado endorreísmo manchego) están mucho menos encajados que los occidentales, que vierten hacia el océano Atlántico. Aquellos siguen aprovechando la herencia neógena, modificándola mínimamente, pues a ellos no llegó la erosión remontante atlántica. Otro ejemplo de este hecho es el contraste entre el Tajo, que incide unos 300 m en la penillanura Cacereña, y la mayoría de sus afluentes secundarios, que presentan valles anchos y suaves, es decir, formas maduras situadas aguas arriba con referencia a un nivel de base hoy inexistente, pero aún sin referencia al actual. Trazado sinuoso de un curso fluvial afluente del Tajo muy próximo al Salto el Gitano. El fenómeno de antecedencia del río Tajo sobre Monfragüe: 1.- Etapa inicial; 2.- Resultado final. EL RELIEVE

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