Iberomesornis romerali es el único ejemplar de esta especie de
ave que conocemos hasta el momento. Este pajarillo, de tamaño
similar al de un gorrión, vivió hace 120 millones de años en los
márgenes de un lago poco profundo donde abundaban cocodrilos,
tortugas y una gran variedad de peces situado en lo que hoy es
el paraje denominado Las Hoyas. Presenta una combinación de
rasgos primitivos y derivados, como por ejemplo, ausencia de
algunos huesos típicos de las aves actuales presentes en las
patas; y, por otro lado, vértebras caudales fusionadas en una
sola formando el pigostilo como en las aves modernas, cuya
función es servir de timón en el vuelo.
Ninguna de las aves encontradas en el yacimiento de Las Hoyas ha
conservado el cráneo. Este hecho no es extraño en la
conservación de aves fósiles y parece estar relacionado con la
acumulación de gases en las primeras fases de descomposición del
cadáver previas al enterramiento. Estos gases, al explotar,
pueden provocar la desarticulación de las partes más delicadas,
como el cráneo. El ejemplar del Museo Geominero es una réplica
de la pieza auténtica, conservada en el Museo de Ciencias de
Castilla-La Mancha.
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