Las
investigaciones geológico-paleontológicas, dirigidas por el
científico del CSIC Juan Carlos Gutiérrez-Marco (director del
Instituto de Geología Económica, centro mixto entre el CSIC y la
Universidad Complutense de Madrid), se centraron en una sección de
más de 650 m de espesor formada por rocas ordovícicas, de
antigüedad comprendida entre los 457 y 490 millones de años.
La
exploración se desarrolló capa a capa a través de un cuarto de
millón de toneladas de antiguos sedimentos marinos. La excavación
subterránea duró seis meses y no interfirió el ritmo frenético
de las obras (cada día se perforaba el equivalente a más de
200.000 años de tiempo geológico).
Los
fósiles encontrados pertenecen a dos centenares de especies
distintas muy bien conservadas, de las cuales 14 son nuevas para la
Ciencia y otras muchas se citan por vez primera en España y el
suroeste de Europa. Los principales grupos representados son los
trilobites, graptolitos, moluscos, braquiópodos y equinodermos de
la época, asociados a seres enigmáticos (macaeridios, hyolithes,
conuláridos), así como a un amplio cortejo de plancton oceánico y
a señales fosilizadas del comportamiento animal sobre el fondo
marino.
Otras
novedades importantes son el hallazgo del petróleo más antiguo de
Europa centro-meridional (similar al norteafricano pero sin
posibilidades comerciales), así como capas de roca muy especiales,
de interés tanto económico como científico (caolín, fosfatos,
hierro sedimentario).
Entre ellas destaca la que testimonia los efectos de un
"tsunami" gigantesco que mató y concentró los restos de
miles de millones de conchas marinas; y otra que identifica a la
erupción volcánica más grande de todos los tiempos registrada en
suelo español. En ella se proyectaron a la atmósfera al menos 32
kilómetros cúbicos de cenizas, más de 30 veces el volumen emitido
en 1980 por el volcán Saint Helens, cuya nube de ceniza cruzó en
tres días los EEUU de costa a costa.
Los
resultados geológicos precisan y cambian ideas previas sobre el
desarrollo de la invasión marina iniciada hace 480 millones de
años sobre el sector cantábrico del desaparecido continente de
Gondwana, en cuyo borde se situaban por aquel entonces los
territorios ibéricos. |