Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido_2Edición

Gigantes de piedra: Leyendas populares sobre la formación de los Pirineos Los valles surpirenaicos permanecieron aislados de las influencias culturales exte- riores hasta bien avanzado el siglo XX. Es principalmente por este motivo, que han pervivido hasta nuestros tiempos leyendas muy antiguas que intentaban dar una expli- cación del origen de tan grandiosas montañas. Una leyenda, muy extendida por las comarcas pirenaicas, cuenta que hace muchos años, este lugar era una fértil llanura donde pacían rebaños de ganado. Un día visitó la zona un mendigo al que los pastores le negaron una limosna. Pero éste era en realidad Nuestro Señor, quien para castigar su avaricia decidió convertir los prados en ven- tisqueros, los rebaños en canchales y los pastores en las altas montañas del Pirineo. Según otra tradición , en un principio Dios había hecho el mundo liso y llano como la palma de la mano. Pronto, sin embargo, lo encontró demasiado monótono y quiso darle un poco de variedad colocando montañas. Llenó un saco de rocas, se lo cargó al hombro y fue a dar una vuelta por la explanada de aquel mundo sin estrenar. De vez en cuando, aburrido tanta llanura, sacaba una piedra del saco y la lanzaba frente a él. Al tocar el suelo, la piedra crecía hasta convertirse en una montaña. Pero cuando Dios pasaba por el lugar en donde hoy están los Pirineos, se le reventó el saco, así que fue dejando tras él un largo reguero de piedras. Este es el origen de los Pirineos. La famosa leyenda altoaragonesa de las Tres Sorores dice asi: Hace mucho tiempo, en los altos valles del Pirineo vivian los primitivos cristianos. Éstos se habían refugiado aquí huyendo de las invasiones de unas tribus bárbaras, los visigodos, que intentaban imponerles la herejía arriana. Tres hermanas de esa comunidad planeaban casarse con tres mozos. El día de la boda, los bárbaros atacaron su pueblo y raptaron a las tres novias. Los soldados, al verlas tan bellas, quisieron casarse con ellas, pero éstas se opusieron. No querían abjurar de su fe cristiana para seguir a unos herejes. Aunque los secuestradores insistían, ellas permanecían fieles a sus prometidos. Pero un día, los bárbaros las engañaron, haciéndoles creer que sus enamorados se habían casado con unas visigodas. Ellas, decepcionadas, finalmente abjuraron de su fe romana y se casaron con sus captores. Pero los prometidos, junto con su padre, no habían dejado en ningún momento de intentar rescatarlas, hasta que, por fin, las lograron encontrar. El padre, al ver a sus hijas casadas con sus enemigos se enfureció, sin querer oír las razones que argumen- taban sus hijas. Los godos hicieron prisioneros al padre y a los tres prometidos y luego les asesinaron. Las tres hermanas, locas de desesperación, huyeron hacia la falda de Monte Perdido. Una terrible tempestad las envolvió y las cubrió de nieve y piedras. A la mañana siguiente, se habían alzado tres grandes montañas negras, veteadas de blanco. Los visigodos, aterrorizados, abandonaron aquellos parajes, desde entonces de- siertos e inhóspitos. Es por este motivo que estas montañas, Pico de Añisclo , el Cilindro de Marboré y el Monte Perdido, se conocen como Las Tres Sorores. (Tomado de García de Diego, V. 1958. Antología de Leyendas de la Literatura Universal . Edito- rial Labor y de Pep Coll (2011) Los Pirineos: magia y fantasías, Métode nº 69) 199 10 VALLE DE ESCUAÍN: TELLA, REVILLA Y ESCUAÍN

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